NORMA MOR: La política de la Drag Queen nacional
- El Saturno
- 21 jun 2019
- 6 Min. de lectura
La cafetería de la calle Morandé mezcla dos cosas que la hacen cómoda para una
conversación: los olores de los distintos sabores de café que sirven y el silencio aislado por los ventanales que permiten ver lo alocado que es Santiago centro a las seis de la tarde.

En este lugar, Feña Celedon cuenta que a sus 28 años, es publicista y por las noches se trasforma en Norma Mor, un personaje construido a base del “Drag Queen” con la cual hace un activismo que abordan temas de la comunidad LGBT, visibilidad homosexual y disidencia de esta.
Junto a otras artistas del rubro del “Drag Queen” fundaron una de las primeras fiestas rupturistas del ambiente, enfocada específicamente a lo que es el travestismo: Drogadas y dragueadas. Hoy es una de las fiestas más distinguidas que se especializan en lo que es el arte del Drag Queen en Chile.
¿Qué es el DYD (drogadas y dragueadas)?
La DYD (drogadas y dragueadas) surge como una escena de un grupo de travestis amigas que buscaba un espacio para compartir como comunidad de primas, desde hace cinco años. Necesitábamos crear un espacio para nosotras, un espacio separatista no mixto. Al principio solo se admitían travestis. No entrabas si no estabas “pervirtiendo tu género”. Esto más que nada para hacer una horizontalidad en el trato entre todos. Después se volvió un espacio en que el cualquiera podía entrar. Si bien se paga una entrada, esto es porque necesitamos sustentar todo lo que significa montar una fiesta, pero no pretendemos lucrar con este espacio creado por y para nosotras.
Remondándote a tu adolescencia, ¿Cómo fue tu primera vez en “drag”?
Fue cuando empecé a trabajar, a producir mi propio dinero. Empecé a decidir que vestuario usar. Aquí fue cuando me compraba ropa de mujer. Pero en mi cotidianidad no podía usar esta ropa y zapatos que me compraba. Entonces empecé a desarrollar un personaje que no tenía nombre, una identidad no revelada de mi identidad diaria, que se llamó “Feña” quien finalmente es la persona que soy yo hoy, esta identidad trans no binaria. Pero en ese momento no lo tenía entendido, entonces lentamente fue tomando forma, que fue creciendo porque yo cada vez más necesitaba de este lugar “performático” que me ofrecía el género, el vestuario y el mercado. Un día me dije “parece que lo que estoy haciendo es drag”. Finalmente no recuerdo cuando fue mi primera vez, pero la primeras veces que me “draguie” y me monté fueron las marchas representado estas identidades travestis.
Este proceso paulatino que tú experimentabas con la ropa, que tiene que ver con jugar con el género, asumo que había cosas que te limitaban ¿Cuáles eran estas?
En un momento lo que me limitaba era el ser aceptado. Que el mundo pudiera entender de que lo que yo hacía era una parte más de mí, una expresión. Después empecé a defenderlo, primero a mostrarlo, que es una forma de visibilizarlo. Después hacer esto con mi mundo que me rodeaba: mi familia y mis amigos. Tuve que darle un contenido a esto, a entregarle un valor, a investigar, a ponerme a ensayar, leer para defender todo esto que estaba haciendo, y defenderlo frente a mi familia, a mi academia etc.
¿Cuáles son tus referentes que influyen en tu vida? Ya sea personal o artística.
Lemebel -mencionó sin titubear- es como mi madre. Siempre lo ha sido. Cuando empecé en esto de la performance, busqué referentes que me inspiraran. Entonces, Pedro Lemebel, Pancho Casas, Las Yeguas del Apocalipsis, Giuseppe Campuzano y Frida Kahlo. Como que para mí son los referentes más cercanos a mi trabajo. Y obviamente “primas” viejas que han estado ahí resistiendo, que han estado resistiendo en una escena, por ejemplo todas las que levantaron la escena de “Fausto”, que por más facho que sea, es una escena y por más críticas que se les haga, ellas fueron las que “pavimentaron el terreno”.
¿Tú crees que los cánones de belleza se están rompiendo con el “Drag”?
Yo creo que en general los cánones de belleza se están burlando cada vez más. El “drag” se asocia a la estética “camp”, que tiene que ver con lo absurdo, con hacer una parodia.
Al fin y al cabo no hay definición de lo que es y no es lo femenino…
No, por supuesto que no lo hay. Si existiera, estaríamos “mutilando a las mujeres” porque estamos imponiéndole algo a alguien. Entonces en este sentido lo que yo hago con mi trabajo y la construcción de feminidad es ponerla en cuestión. No actúo una feminidad exacerbada en mi personaje, trato de manejar mi energía de forma neutra. Me veo femenina pero a la vez no lo soy tanto tampoco, aquí se genera una dicotomía interesante. La uniceja, es un elemento característico de una mujer que tiene más testosterona en el cuerpo.
Pienso que hay muchas construcciones de feminidad, y eso no hay que olvidar. La problemática está en que el cuerpo se hegemonice, que la mujer se vea completamente cosificada por un mercado y que nosotros reproduzcamos estereotipos establecidos, como que la mujer tiene que ser rubia, curvilínea, ojos claros, etc. Es importante no olvidar que hay otros cuerpos. La norma establece que la feminidad que tú estás mostrando es la aceptada, ¿y eso que tiene? Nada, solo estas estableciendo un estereotipo, nada más.
Cuando estabas estudiando teatro ¿Veías la estigmatización del personaje “travesti”? por ejemplo se espera que un hombre “disfrazado” de mujer tiene que ser cómico o incluso ridiculizado, ¿Lo veías en tu escuela?
En general el teatro es súper binario. Uno puede representar el personaje que quiera, pero aun así te enseñan en la escuela a representar hombre y representar mujer, es algo de la academia. Yo tengo claro que como actor o interprete o performer no tengo ningún interés en representar una masculinidad, a no ser que esté en función de un discurso que cuestione la masculinidad o así la feminidad, pero es porque decidí un lugar político en lo que represento.
A mí me llama mucho la atención que mi generación es la que abre la posibilidad en que el mundo se encuentre con la travesti. No sea un espacio simplemente marginado como o disco o la calle ejerciendo la prostitución que son los únicos espacios que podemos habitar, vivir o generar ingreso. Yo empecé a salir “dragueá” a eventos, y ese fue el espacio que primero utilicé, como eventos de marca, fashion weeks, cosas así en los cuales yo dije “ya voy a ir “dragueao”, voy a cachar que pasa si llevo este súper personaje”.
Yo trabajaba en publicidad cuando me empecé a “draguear”, entonces a mí me invitaban a eventos como Feña y yo llegaba de Norma patudamente y a todos le encantaba porque obviamente era un plus para el evento, era súper cool. Antes las travestis no éramos consideradas cool, eran solamente los que pertenecían al “underground” los que encontraban cool a las travestis.
Me pasó una vez que dentro de mi escena se me acercaba gente con muchas lucas y me decían “OAY te quiero invitar a mi fiesta de cumpleaños y la huea” entonces el drag se empezó a ver bien en otro contexto social.
Eso no te hace sentir bien…
Para nada porque para mí queda como hueco. Yo deje de habitar ese espacio. Yo pude haber catapultado mi carrera así súper bien enfocada, con marcas, y todo, pero no tenía sentido con mi política.
Esto del cumpleaños, por ejemplo, yo soy vista como un elemento de “divertimiento” y si, lo podemos ser, pero sentía que estaba tan poco justificado realmente que al final era una huea de taquilla, como ahí y nada más.
Agregando que nosotros nos empezamos a maquillar con todas estas tendencias que empezaron a llegar, tipo Kardashians, makeup, art, este mercado nuevo que llega. Empezamos a cambiar el maquillaje, no este de payasa que tenían las travestis de antes. Con esta revolución de maquillaje Kardashian, todo se empezó a masificar. Las mismas transformistas antiguas empezaron a cambiar su maquillaje y todas están haciéndose la misma cara. Al final hay que evaluar que un mercado hizo parte a estos seres que sólo estaban remitidos al mundo LGBTQ+ cola. Es todo el rato un arma de doble filo. Es bakán que haya más gente consumiendo el mundo drag, pero es peligroso a la medida que solo queda en un lugar de entretención. Al final solo somos bufones de una huea. He llegado a mi casa llegando de eventos llorando porque me he sentido payasa.
Volviendo a tu adolescencia e infancia, ¿Qué aspectos de tu infancia hacen a la persona que eres hoy?
Primero, haberme criado en una familia con mucho amor. Eso me ha ayudado mucho en resolver temas que tiene la gente con respecto a la afectividad, al amor propio, al cariño, entonces yo me crié con un súper buen “colchón” a todos estos valores. Mi familia siempre me ha querido tal cual soy. Entonces nunca he tenido mucho tope o bronca en cuanto a mi identidad, en defender mi identidad travesti. Yo me empecé a draguear y le dije a mi mamá: “mamá soy travesti”. No como una práctica sino como una identidad.
¿Cómo te ves en diez años más?
Oay que fuerte. No sé, me gustaría lograr que el activismo y el trabajo de mi performance me permitan vivir, poder vivir de hacer clases, generar contenido que permita que mi comunidad se eduque. En pocas palabras, vivir del activismo. Otro de mis sueños es tener una “casa marica”, una especie de hostal. Para poder acoger a gays en situación de calle o muchos cabros que no tienen donde quedarse, personas que vienen de regiones a probar suerte en la capital, me gustaría tener este espacio para acoger a mi comunidad.
Por: Ignacio Pérez Becerra
Comentarios